Anonimato para la reinvención
Conviértete en un ser anónimo. Sin identidad ni compromisos previos. Sin audiencia a la que responderle. Sin estilos que te aten. Reinvéntate en silencio. Reinvéntate con libertad. Y cuando esa reinvención te lleve a algo, une los puntos e incorpóralos para fortalecer a quien ya eras.
El mundo digital es atemorizante. Entre más conocido eres, más huella vas dejando. Y entonces se espera de ti que hagas más de lo que has hecho. Si hablas de deportes, que te enfoques en deportes. Si eres abogado, que crees contenido sobre leyes. Si eres adulto, que estés en LinkedIn o en Twitter, pero no en Tik Tok. Así, la supuesta libertad digital se transforma en una esclavitud que condiciona lo que haces, cómo lo haces y dónde lo haces.
Es una contradicción de la nueva economía. Se llama a desaprender, a transformarse y a ser un aprendiz recurrente. Pero el pasado te persigue y condiciona. Si fallaste una vez, estará quien busque ese error para recordártelo. “Siempre hay un tuit”, se dice cuando se hurga en nuestro pasado tuitero. Pero lo mismo pasa con cualquier red y en cualquier momento. Somos libres hasta que las cadenas nos llaman a pasar lista. A estar ahí como lo que hemos sido dado que se asume que será eso lo que seremos.
Lo natural es sumar audiencia de un lado para llevarla al otro. Validar nuestras virtudes de conversión para que nuestros usuarios viajen a donde…