Aprende a ser tu propio director técnico

Mauricio Cabrera
3 min readSep 25, 2019

--

Decide lo que quieres hacer. Hazlo con inteligencia. Sin dejarte guiar por impulsos descontrolados que te pedirán hacer por hacer. Haz con estrategia. Haz con visión. No vivas para la anécdota o de los objetivos palomeados por vanidad.

Son tiempos en que todos queremos hacer todo. Es, sin duda, mejor que esa época en que nuestra ubicación y profesión nos limitaba. Antes la gente vivía encajonada en una actividad y a veces hasta en una empresa. Y claro que estaba mal. Pero ahora hemos llegado al otro extremo. Al de tanta libertad y posibilidades que acabamos confundidos. Ansiosos por hacer; frustrados por no hacer. Estresados siempre.

Es tan fácil que no hay más que dedicarle tiempo a lo que queramos. El problema es que vivir en ese primer nivel como grado de dificultad lleva a que todos queremos hacer de todo. Tratamos a la vida como cuando llega una consoló de videojuegos a casa. Todos queremos usarla. Todos queremos probarla. Jugar aunque no sea lo nuestro. Pero al menos ahí se trata de un impulso momentáneo. En el aquí y el ahora probamos una y otra vez actividades, redes, gustos y desafíos que no son los nuestros. Y entonces confundimos nuestros sueños con los de otros. Jugamos nuestro juego, pero también participamos y entorpecemos el de terceros.

El ego es el máximo responsable de la diversificación excesiva. Un día observas, analizas y te dices que tú también lo podrías hacer. Y lo haces. Pero no lo haces tanto a partir de una estrategia para ir de un punto a otro sino como una respuesta al call to action del narcisismo que nos dice que si otros pueden, nosotros también. Aunque se trate de hacer comedia cuando sabemos que no somos chistosos. O aunque se trate de cantar cuando somos incapaces de aprendernos una letra.

Hay que ser diverso. Hay que conocer y descubrir cuanto se pueda. Hay que hacer lo que uno quiera. Pero siempre pensando en el objetivo mayor. Entendiendo que la vida es demasiado corta como para vivir en modo exploración. Se trata de elegir batallas, ganarlas y, sobre todo, abrazarlas. Porque es común aceptar batallas solo por impulso, por un titubeo identitario que nos dice que hay que salir a demostrar que en todo podemos, aunque en el fondo ni siquiera nos interese poder con todo.

Pregúntate por qué haces lo qué haces. Así como no está bien que te encierres en lo qué haces para vivir en una burbuja que tarde o temprano reventará, también es incorrecto pensar que el éxito vendrá de una plurifuncionalidad que te haga ver como alguien demasiado preocupado por impresionar a terceros más que en construir el proyecto propio. Analiza, decide, ejecuta y sigue el camino. Más vale una construcción terminada que ochocientas a medio andar. Más vale la paz de un proyecto sólido que el frenesí de veinte que no hacen más que vivir y atormentar tu cabeza.

Asumamos por un momento que eres el director técnico de tu vida. Piensa que el jugador es el que sale a diario por el simple hecho de que le gusta vivir. Él irá atendiendo impulsos y obedeciendo lo que su instinto le dicte. Pero el técnico es el responsable de que todo movimiento tenga un objetivo. Es el que define el estilo de juego. Las tácticas y estrategias. Todos podemos pasarnos la vida en shorts y en la cancha. Viviendo o jugando a vivir. Pero el que triunfa también se viste de traje y corbata. Es sereno en la emoción y en la frustración. Es analítico, es observador, es estudioso y, sobre todo, entiende qué quiere hacer con su vida. Deja por un lado el rol de jugador y conviértete en el mejor técnico que hayas conocido. Tanto si triunfas como si fracasos al menos sabrás por qué y cómo que llegaste a donde estás.

--

--

Mauricio Cabrera
Mauricio Cabrera

Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

No responses yet