Apuesta por el miedo
Reconoce que perdiste. Que tus triunfos no se darán en todos los niveles. A veces porque llegaste tarde. Otras porque no te interesó. O simplemente porque ahí no eres el mejor. Aceptarlo te ahorrará mucho tiempo para enfocarte en lo que te conviene.
Las peleas las ganan los más inteligentes. Lo demuestra Floyd Mayweather esquivando golpes múltiples de rivales para atacar solo cuando presiente que impactará en su objetivo. E incluso los Pats decidiendo que se celebraría uno de los Súper Bowls más aburridos de la historia con tal de ganarle a los Rams aunque fuera con un marcador más digno del béisbol que del americano. Los grandes triunfadores no atacan mucho, atacan cuando deben. Tienen más mérito mental que físico. Ven la luz en medio de la oscuridad. Optimizan recursos y oportunidades. Más vale un golpe estratégico que cíen propinados al aire.
No gana el que libra todas las batallas, gana el que libra las que decide que le convienen. Hoy no hay terreno virgen. Y si lo hubiera, como Uber transformando el transporte público o como Netflix retando a televisoras abiertas y de paga, pronto llegará un ejército de competidores listo para conquistar lo que es tuyo. Por eso debes saber cómo y cuándo atacar. Dónde inviertes tus recursos. Que sí y qué no. Recordar que la vida y los negocios se componen de elecciones. Y que a veces decir no es tan valioso como decir sí.
Piensa en Mario y la flauta que le permitía saltarse niveles. Ahí, el jugador tenía la oportunidad de elegir entre pasar por el juego completo o hacer un hack para avanzar sin tanto esfuerzo. O piensa en ti cuando tienes que decidir entre subirte a un elevador o ir por las escaleras. Casi siempre elegirás el elevador. No por pereza, sí por estrategia. Si desbloqueas niveles con menos esfuerzo, tendrás más energía para lidiar con lo que venga. Es, otra vez, una optimización de recursos.
Se trata de alcanzar objetivos para desbloquear los nuevos. Y para eso debes tener la capacidad de elegir entre lo que es más de lo mismo y lo que sí es una llave para acceder a beneficios mayores. Más de lo mismo es intentar hacer lo que otros ya hacen solo para equipararte a ellos. Si fuera fútbol, se diría que vas por el empate. Buscar una llave, en cambio, significa no solo abrir una puerta sino darte cuenta que ahí no hay sobrepoblación. Que serás líder en lo que hagas, podrás capitalizar la oportunidad y aprovechar ese momento de duda en que los otros caerán para decidir si van por el empate contigo o buscan abrir una nueva puerta para empezar tu búsqueda de la siguiente llave. Si fuera fútbol, se diría que vas por la victoria.
Hay una ventaja añadida cuando vas por los niveles a los que otros no han llegado. Dado que muchas veces serán vistos más como una apuesta que como un hecho consumado, la mayoría decidirá que es demasiado riesgoso. La gente le teme a los riesgos. Y eso es positivo para ti. La gente quiere ver el camino iluminado. Ese terreno seguro se pisa solo cuando otros lo han explorado. Y si han sido otros los que lo descubrieron, lo más probable es que la repartición de beneficios ya haya sido realizada. Si tú en cambio vas a donde otros no han ido o te diriges hacia estrategias de las que te has enterado a través de susurros de los primeros exploradores, la posibilidad de que triunfes es mayor. Y si fracasas, al menos habrás aprendido lo que otros desconocen. El riesgo, sea cual sea el resultado, habrá valido la pena.
Siempre me han molestado los guías turísticos. Prefiero descubrir a mi modo que esperar a que otros me digan lo que tengo que ver. Seguro que en el camino me he perdido de información importante. Seguro que he desperdiciado más de una oportunidad para almacenar un dato curioso que le hubiera dado brillo a mis encuentros sociales. Pero estoy convencido que más vale explorar con riesgo de caer que andar por terreno pavimentado. La próxima vez que elijas tu siguiente paso apuesta por tu intuición no por la seguridad. Si puedes, toma la flauta de Mario y esquiva las batallas que no vas a ganar. Apuesta. Abraza el miedo. Las grandes victorias se dan cuando aceptas el riesgo de perder.