Configura tu vida
Elige tu lugar. Configura tus acciones y motivaciones acorde a lo que quieres y pretendes de la vida. Hazlo sin la participación de terceros. Solo porque estás convencido. Porque tu corazón y tu mente te dicen que es hacia allá a donde quieres ir.
La infancia es un buen momento para tener claro qué nos gusta y qué no. En ese momento nos es fácil elegir. Se limita a entender si disfrutamos o no lo que estamos haciendo. Probamos muchas cosas. Algunas por voluntad propia, algunas más por programa académico y otras por deseo heredado de padres a hijos. Sin que importe el motivador que nos llevó a la actividad, emitimos un sí o un no a lo que nos gusta sin que entremos en un conflicto existencial.
Pero la libertad de configuración tiende a irse al garete conforme crecemos. En parte por miedos propios, pero sobre todo porque estos son alimentados por factores externos que hacen que nuestro juicio empequeñezca. El éxito de terceros. Los juicios de terceros. Los números de terceros. Y la retórica de una sociedad que hoy lleva los conflictos existenciales de la psicoterapia a las redes sociales, donde el juicio es siempre extremo y severo contra quien no esté de acuerdo con el modelo y figura que ahí estén proponiendo.
Dos fuerzas opuestas protagonizan el aquí y el ahora. Los múltiples llamados a ser lo que uno quiere ser de un lado. Las múltiples condenas y descalificaciones al que decide ser como quiere ser a pesar de lo políticamente correcto y de las configuraciones que a otros les funcionan del otro. El exceso y sus consecuencias. A mayor información, mayor posibilidad de falsedad. A mayores opciones, mayores juicios y llamados para que se elija un camino determinado. La libertad cuando se hace libertinaje.
La realización personal es el máximo objetivo de la vida. Y esa parte del auténtico reconocimiento a uno mismo. El Fear of Missing Out (FOMO) es tan peligroso que nos puede llevar a alejarnos de forma definitiva de lo que pretendemos. Nunca como ahora hemos sentido la falta de tiempo. Pero también nunca como ahora estamos viviendo para atender movimientos y pensamientos sociales más que aspiraciones y deseos individuales. Cada minuto derrochado en un tercero es un minuto perdido en nuestra lucha por la satisfacción personal.
Imagina la pantalla de un videojuego. Piensa en cómo ahí eliges el perfil que quieres sin pensar en las consecuencias. Configuras a tu personaje con tanto detalle como quieras. Sin fijarte en otros. Sin querer ser como otros. Sin preocuparte el resultado más allá de tu percepción. Sé ese que se configura a sí mismo. Que triunfe o fracase acabará sintiéndose pleno porque tuvo el valor de seguir su propio camino. Más vale eso que hacer tuyos los deseos, obsesiones, sueños, triunfos y fracasos de terceros. Tienes solo una vida. Más vale que la hagas tuya.