Cásate con tus proyectos

Mauricio Cabrera
2 min readFeb 10, 2020

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No es la idea, es la persistencia. Una idea convertida en realidad será tan buena o tan mala como las horas que se le inviertan. El trabajo y no la llamada iluminación creativa es el que determina si tu idea es en verdad un proyecto y si éste será capaz de superar las fases de maduración suficientes para alcanzar a existir el tiempo necesario para que la audiencia a la que va dirigido se involucre emocionalmente con él.

El proceso no es ningún secreto. Si hay quienes enseñan procesos, otros que estudian y algunos más que piensan en cómo saltárselo es porque en el fondo la gente busca el fin último más que el abrazo al proceso. Aunque abunden clases, lecciones y consejos sobre el método para emprender, algunos intentarán aplicar la teoría sin la pasión necesaria para aplicarla con acierto, otros más lo querrán hacer sin pasar por el dolor necesario del proceso y la mayoría se quedará sin hacer siquiera el intento por pasar de la idea a la acción. Si todos fueran a emprender, los especialistas dejarían de compartir sus consejos y experiencias.

El funnel del emprendimiento es así de claro. De la inquietud, a la voluntad, a la decisión, al compromiso. No es ni siquiera exclusivo de los negocios. Los objetivos personales recorren el mismo funnel con los mismos potenciales resultados. El que lo intenta con disciplina, el que intenta pero se da por vencido, el que dice intentarlo sin hacerlo y el que ni siquiera se plantea intentarlo.

La parte positiva es que siempre se puede actuar diferente. La negativa es que tendemos a repetirnos. La del ser humano es una batalla constante entre sus vicios arraigados y los hábitos que desea incorporar. La voluntad o la falta de ella es el agente que permite o impide que ese viaje de un lado a otro se realice con éxito. Un ir y venir constante que carece de resultados absolutos.

El apego a la idea es clave. Para funcionar, una idea debe incluir un factor emocional. El dinero en sí mismo no será suficiente. No lo será porque su efecto puede ser motivador hasta que esté en nuestras manos. Se necesitan argumentos más personales. Más cercanos a nuestro ser y menos a la adquisición de bienes materiales, que ademas de todo muy pronto acabarán siendo reemplazados por un nuevo deseo.

Quiere a tu proyecto en la salud y en la enfermedad. En la pobreza y en la riqueza. Aunque suene a broma, un proyecto es como un matrimonio. O te encargas de alimentarlo día con día o acabarás pensando que fue otra más de esas buenas ideas que nunca pudiste o quisiste convertir en realidad.

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Mauricio Cabrera
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Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

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