El día que México jodió al mundo

Mauricio Cabrera
5 min readOct 11, 2017

Hubo mucho futbol. Del que se juega y del que se ve. Fue uno de esos días de nostalgia. Una de esas ocasiones en que una mirada propia te devuelve a los tiempos de infancia y juventud en que tu calendario era el del futbol. Este martes 10 de octubre jugué FIFA, jugué futbol 5, vi resurgir a Messi y atestigüé el vuelve a la vida de la Colombia de James, Falcao y Pekerman. También vi que ser enemigo de México ha salido caro, que la venganza de Moctezuma alcanzó escala mundial. Que los efectos secundarios de meterse con la Selección registraron víctimas en la UEFA, en la Conmebol y en la Concacaf. Algunos dicen que el karma is a Bitch, yo más bien prefiero pensar que por fin a los mexicanos nos ha salido ser hijos de la chingada, aunque en realidad no hayamos hecho ningún mal directo, salvo a Estados Unidos. A ellos sí los jodimos perdiendo contra el peor Honduras de los últimos años. Y lo hicimos, para que les duela más, porque a ellos sí que queremos que les arda, con un equipo suplente y sacrificando el récord histórico que tanto hubiera ayudado a la vanidad de un técnico que le gusta a los números, mas no al corazón de los mexicanos. Sea como sea, hicimos bien. De vez en cuando se disfruta propiciar la tragedia de otros.

A veces lo olvidamos, pero la obra sólo hubiera estado completa sin Argentina en el Mundial. Lo que no saben ni Messi ni sus compañeros es que desde México recibieron el indulto. O más bien que el futbol de Lio los salvó. Porque en esta noche de puro power mexicano ellos también debieron ser víctimas. El plan así estaba trazado. Pero millones de aficionados antepusieron la admiración que sienten por Messi al odio que provoca esa camiseta de tan malos augurios. No es que Di Maria fungiera de crack y Lio concretara frente a Ecuador, es más bien que una mayoría mexicana quería ver a Messi en el Mundial. Que no a Argentina, al menos no en una llave contra nosotros, porque seguro nos ganan, pero ese ya será problema del México del futuro.

Este día lo iniciamos sin saber que el genio de la lámpara se nos había aparecido. Nos ofrecía tres deseos, y nosotros teníamos cinco tentaciones. Chile, Holanda, Estados Unidos, Honduras y Argentina. Lo más natural hubiera sido pedir que la Selección le ganara a los hondureños. Pero la verdad, era que además de ser un partido de trámite, nos daba ternura que para los catrachos fuera la vida de por medio y, en el fondo, aunque ellos siempre nos declaran la guerra, si iban o no al Mundial nos resultaba insignificante. Y entonces nos decidimos. Que se vayan Holanda, Chile y Estados Unidos. A Argentina la condonamos por Messi; a Honduras, por ser un cero a la izquierda en nuestra escala de odios. Y el genio lo hizo por nosotros. Primero con Robben, después con todos los chilenos y al final con los malogrados gringos que han tenido que tragarse todos sus milestones en su camino a ser Campeones del Mundo. Si en verdad quieren conseguirlo, mejor que rejuvenezcan a Santiago Múñez, lo naturalicen y graben la cuarta entrega de Goal. Honesta recomendación que les envío.

No sé si fue producto del genio o del talento de mi equipo, pero también ganamos en futbol 5. Al otro equipo le expulsaron a un energúmeno que no duró ni diez minutos en la cancha. Ya desde el anterior partido nos había estado provocando. Esta vez no caímos, aunque ganas no faltaron. El tipo se vuelve loco, y lo peor es que su gramaje garantiza que una falta suya sea peligro de lesión. En cierto modo es una versión exagerada de mí. Yo provoco, hago tiempo y finjo faltas, pero él empuja, grita, le mienta la madre al árbitro, a los rivales y hasta a sus compañeros. Eso sí, tiene algo de futbol en las piernas, tanto que sus cambios de ritmo nos han vacunado un par de veces. Nada de qué preocuparse, su equipo ya está en casa y el nuestro en semifinales.

Donde no hubo magia que me defendiera fue en el FIFA. Perdí dos partidos, que sumados a los dos del día anterior se hacen cuatro, que sumados a los dos de antes de ayer, se hacen seis. En resumidas cuentas, si fuera técnico en la vida real, estaría en peligro de ser despedido. Me urge aprender a defender. El FIFA 18 jodió la disciplina defensiva. Los zagueros abren boquetes en el centro que acaban convirtiéndose en gol en contra. Las derrotas me arden, aunque seguiré manteniendo que el problema está en el desarrollo del juego, no en el de mi equipo, que está bien paradito atrás hasta que se presenta el absurdo de defensas que no saben hacia dónde moverse. Contra errores de programación, ni el genio es capaz de hacerme justicia.

No me gusta escribir de futbol. No aquí. No en cualquier otro lugar que no sea juanfutbol. Estoy fastidiado del reciclaje de discusiones. De los dramas agendados en Google Calendar. Pero hoy el futbol me hizo recordar lo que un día tuvimos, y lo que en realidad seguimos teniendo. Ya es con menos frecuencia. Y no me quejo, fue por decisión propia, pero también porque los sistemas de competencia cada vez hacen más difícil que se den días como hoy. La de este martes 10 de octubre de 2017 puede haber sido la última gran fecha en la historia de las eliminatorias mundialistas. Queda Catar 2022 como posibilidad. Ahí todavía habrá 32, ahí todavía quedará algo de futbol a nivel de selecciones nacionales. Pero para 2026 habrá 48 equipos. La eliminatoria dejará de ser interesante. Como la primera ronda de Champions, como la primera de Copa América, como la primera de la Euro, y como tantos torneos más a los que les han quitado emoción con tal de dotarlos de populismo y negocio.

Hoy duermo contento. Fue un día en que la pelota, o el genio, hicieron todo por mí. Gané donde tenía que ganar. Mi única derrota es culpa de los desarrolladores del FIFA, no mía. Y por eso agradezco días como hoy, aunque sean cada vez más esporádicos, aunque cada vez piense en más contenido para mi cerebro y menos para mis ojos y aunque el negocio de la FIFA amenace una de las muy pocas oportunidades de emocionarnos a nivel de selecciones nacionales fuera de una Copa del Mundo. El genio me concedió, y a México en sí, el deseo de eliminar a Holanda, Chile y Estados Unidos. Si aún le queda un cuarto deseo, o un quinto si es que influyó en el partido que llevó al juanfutbol club a semifinales, le pido que un día de estos también se chingue a la FIFA. De vez en cuando no está mal propiciar la tragedia de otros.

Nota del autor:

Dos de las fucking mañana. Está bien que tenga que cumplir con el compromiso de escribir, pero después de un partido en que terminé con la espinilla golpeada y la rodilla sangrada, lo mínimo que esperaría es un descanso.

Contador: 36 de 36. Gracias por llegar hasta aquí, sobre todo si me leyeron de madrugada.

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Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

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