El funnel de la motivación
El problema es más complicado que la solución. Lo he descubierto gracias a uno de esos libros que se te cruzan en el camino cuando estás intoxicado de tus pasiones cotidianas. La depresión se conforma de culpas y preguntas. Del no sé qué hacer o del qué he hecho (o del qué no he hecho). Y a partir de ahí llegan los reproches personales y los vaticinios funestos para nosotros mismos.
En ese momento, la vida parece un remolino que nos lleva a donde quiera, que nos convierte en hojas sin más rumbo que el que el viento les asigne. En la realidad, más allá de esas catacumbas en las que decidimos meternos, la explicación a nuestra depresión está en cinco elementos que si colocamos en nuestra alacena nos harán salir de ella con renovadas intenciones y motivaciones.
De fondo, la solución a nuestros conflictos existenciales, de los que viviremos muchos a lo largo de nuestra existencia, pasa por garantizar que nunca falten cinco elementos en nuestro refrigerador personal para no tener más que abrir la puerta, tomar el producto y recetarnos las dosis que hagan falta para afrontar cada día con el optimismo que se produce cuando la química del cuerpo trabaja en armonía. Lo recalco porque me ha hecho validar que en la vida, como en el futbol, lo más complejo es dar con lo simple, con lo esencial, con lo que suele ser lo único que se necesita para ganar.