El miedo al silencio
Nunca es tan malo como piensas. El miedo surge más de la anticipación que de la realidad. Por eso el silencio es el mayor generador de suspenso en una película de terror. Nada pasa, pero intuimos que algo va a ocurrir. Y cuando ocurre, dado que ya no es expectativa sino realidad, es bastante habitual que el impacto sea menor de lo esperado.
Así pasa con la vida. La ansiedad lleva al anticipo. El pensamiento previo se llena de fantasía y dibuja escenarios que no sólo no son favorables, sino que más bien son de pesadilla. Lo peor ocurre en tu cerebro. Pero sólo ahí. La vida real suele ser un tanto decepcionante como productora de melodramas. Casi nunca ocurre lo peor. La realidad casi nunca supera a la ficción.
Llevo treinta y cinco años fabricando fantasías. Decidiendo cómo va a salir mal lo que haga. Cómo voy a perder lo que tengo. En qué momento me voy a quedar sin palabras frente a una audiencia. Cómo van a eliminar a México del Mundial. Y salvo este último punto, en el que la verdad duele más que mis invenciones, he sufrido más el antes que el después. Vivir es más fácil de lo que parece.
Yahoo! Respuestas es un reflejo del ser humano sin capacidad de demora. Preferimos saber antes, aunque sea de fuentes incorrectas o poco precisas, que esperar un diagnóstico de especialistas. Hasta ahora, en Yahoo! Respuestas he estado condenado a muerte al menos veinte veces. He tenido cáncer, un problema degenerativo en la columna vertebral, glaucoma, padecimientos en la tiroides, y el corazón, y en el hígado, e incluso en partes del cuerpo que ni siquiera sabía que existían. En la realidad, salvo por la reducción al consumo de picante y a la ingesta de grasas, nada de eso me ha ocurrido. Cada que voy al doctor acabo decepcionado ante las expectativas que me había generado: no soy un enfermo terminal. Mis creaciones pasan de tener el potencial de un bestseller a ser una chaqueta mental.
Puede entenderse el sentido de urgencia ante un problema de salud. Ese rubro no acepta excepciones. Un día la realidad alcanzará las fantasías. La muerte llegará con o sin anticipación de por medio. Pero de ahí en fuera, la creación de escenarios previos no hace más que consumir energía, provocar estrés e impedir la construcción de proyectos sólo porque sirve para advertirte que las condiciones del terreno no son las adecuadas, o que no tienes las capacidades para levantar algo con tus propias manos y con tu propio talento. El miedo paraliza. El miedo es eso que te frena a crear sin que siquiera un monstruo, más que el de la inseguridad, se haya cruzado por tu camino.
Más vale ser irresponsable que precavido. La próxima vez que estés ante una alberca, lánzate a ella en vez de meter la punta del pie para descubrir si el agua está caliente o fría. Si lo haces, lo más probable es que decidas no meterte, porque meterás el dedo gordo con la expectativa de que estará fría. Y si lo está, aunque no sea lo suficiente como para evitar que te metas, se juntará tu pronóstico con el impacto de la temperatura y querrás tener razón. Manipularás la realidad sólo para complacer tu capacidad de control. La próxima vez que quieras escribir, no esperes a que te llegue la inspiración. Si la esperas es porque presientes que no llegará. Es mejor salir a buscarla, sólo así la vas a encontrar. Si quieres renunciar a un trabajo, déjalo sin que el futuro, en el que ya no quieres estar ahí, sea justo la razón por la que te quedas. Si te convences de que lo que viene será peor, te quedarás donde dices que ya no quieres estar. Y así con cada decisión que puedas tomar en la vida. Disfruta el silencio como lo que es, no como una señal de miedo.
Entre las ideas y la realización de ellas está la inseguridad. Es muy fácil sabotearnos. Es muy fácil convencernos de que no vale la pena. Si nos lo proponemos, lo vamos a conseguir. Existían muchas razones para pensar que una historia de magos adolescentes no valía la pena. O una de vampiros. Existían muchas razones para pensar que ni todo el dinero del mundo alcanzaría para transformar el transporte público a través de una app, o la industria hotelera, o la de los supermercados. Los pensamientos que van entre la idea y la realización son ese silencio que anticipa que algo está por ocurrir. La mayoría sale corriendo ante la certeza de que un monstruo está por aparecer. Unos cuantos, los que triunfan, no se espantan con el silencio. Lo dominan y se dominan a sí mismos hasta convencerse de que son dueños de su propia historia.