El Tijuana del utilitarismo
Quisiera que estas letras fueran una ficción, una fantasía de un autor que decide adjudicarme el rol más indigno entre los escritores. Pero esto que lees no es mentira ni una simulación como dicen los que afirman que no creen en Dios pero sí en la capacidad de alguien para movernos a todos como si fuéramos sus marionetas.
Hey tú, voy a hacer un drag & drop y pinchar un botón para que caigas en una depresión de mierda. Mira a éste, le voy a inventar una enfermedad terminal para que el cabrón valore la vida conociendo la muerte. ¿Ves esta zona en rojo? Es México. Me lo voy a cargar con temblores, narcotraficantes e inseguridad. Ah, y sabes qué, también le voy a poner a López Obrador de presidente. Me gustan estos cabrones, por eso no me atrevo a chingármelos del todo. La padecen, la cagan, viven queriéndose superar y se la pelan, pero eso sí, mi México lindo y querido va a ser eterno en este puto tablero llamado mundo.
Quisiera que de verdad existiera un cabrón así. Un todopoderoso que deje hechos mierda a Mark Zuckerberg, a Jeff Bezos y hasta a Elon Musk. Pero la verdad tengo mis dudas. Soy lo que soy, lo que decido. Y he decidido ser un pinche escritor utilitario. Y me va bien. Y soy reconocido. No soy Vargas Llosa como para necesitar paraísos fiscales, pero en mi business model busco contadores que me hagan el paro con el pago de impuestos. De cualquier modo, para qué…