Member-only story
El trumpismo de los medios
No le creo a Donald Trump. Pero tampoco tendría por qué creerle a los medios. O a cualquier otro político. Se ha demostrado que cada persona, y por ende cada organización, ve lo que quiere ver, que decide a partir de su propia visión. Y de la de nadie más. Aunque implique pasar por encima de millones. Aunque implique atentar contra lo que otros consideran verdad.
Que a Trump lo dejaran por unos momentos sin el megáfono de la televisión y sin su fuente de liberación emocional concentrada en Twitter representa o pretende representar un nuevo orden en la estructura jerárquica, uno que posiciona a los medios y a las tecnológicas como los jueces máximos de lo que debe decirse y lo que no, como las autoridades últimas para determinar si una persona debe creer o no en el político al que ha decidido apoyar.
El hecho presenta implicaciones riesgosas para el ejercicio de la libertad de pensamiento. Cada ser humano es libre de elegir con quién comulga y con quién no, a quién escucha y a quién no, por quién vota y por quién no. Obstaculizar la reacción última de un presidente en funciones que como candidato ha alcanzado más de 70 millones de votos, cifra superior a la que él mismo registró para vencer a Hillary Clinton (aunque no en el voto popular) cuatro años antes y también superior a la que Barak Obama y cualquier otro político en Estados Unidos había registrado jamás, salvo por…