La estafa personal

Mauricio Cabrera
3 min readOct 11, 2018

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Soy un estafador. Engaño al tiempo, pero sobre todo a mí. Lo hago consciente. La trampa avalada por la voluntad. Pero es que o lo hago así o volvería a fracasar como tantas otras veces que me he comprometido a escribir sin terminar haciéndolo. Un fraude para alcanzar el éxito. Un coco wash de poca monta.

Para no fallar escribo desde antes. Produzco varios textos para tener margen de maniobra. Si una depresión me golpea, tengo centenares de letras como escudo. Si la soltería toca a la puerta, estoy blindado con las ideas redactadas cuando los problemas aún no estallaban. Si mi perro se pierde, tengo textos de sobra para que el show pueda continuar. Todo con tal de ser fiel a mi compromiso de publicación. Ya no de lunes a viernes, porque aún truqueando el sistema sería demasiado desgaste, pero al menos martes y jueves, lo suficiente como para construir un hábito y lo indispensable para que mi vulnerabilidad creativa no los acabe defraudando. El tiempo justo para el aspirante a escritor que cuando no es víctima de sus emociones es víctima de las circunstancias.

Quiero ser un creador en serie para convertirme en un creador en serio. Escribir una y otra vez hasta que el conjunto de esfuerzos se materialice en una obra. Y aquí radica la segunda estafa. Si la primera es cuestión de tiempo, la segunda es cuestión de congruencia. Dado que escribí convencido de que hay que amar el proceso privado para dar con el resultado público, tenía que mostrar que era capaz de hacerlo, aunque fuera con una microcolección de textos hechos a priori. Que se diga de mí que soy un escritor frustrado, pero nunca, paradójicamente, que atento contra mis palabras, por insuficientes que sean.

Estaré aquí martes y jueves. En este pueblo fantasma en el que saltan aplausos de héroes de nombre y apellido que creen en las letras mientras otros lo dejan todo en el exhibicionismo de la cámara de un smartphone. Ya he dicho que admiro a Evan Williams, no por el éxito de Medium, que cada vez dudo más que vaya a serlo, pero sí por el empeño en crear un lienzo que coloca a los escritores y a los que aspiran a serlo en primer plano. La terquedad en los negocios tiene tanto de obstinación como de épica.

He dado con el sistema perfecto. Con el que necesito para ser un hombre de palabra en la integridad y en la creatividad. Un hombre debe hacer lo que sea con tal de lograr lo que se propone, incluso engañarse a sí mismo. Para beneplácito de mi salud mental aún no convierto molinos de viento en gigantes, pero sí juego con el tiempo para que parezca que lo derroto. Un escritor necesita algo de astucia para serlo. Aunque conlleve ser un estafador de sí mismo.

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Mauricio Cabrera
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Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

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