La libertad del encierro

Mauricio Cabrera
3 min readApr 24, 2020

--

El sedentarismo exige movimiento. Es una necesidad contradictoria, pero indispensable. Frente al encierro es cuando más debemos hacer. No por aquello del valor del tiempo que nunca regresa, que es cierto, ni porque el tiempo libre en casa tenga que significar el traslado del súper humano que nos vendieron las marcas deportivas al súper humano que nos quieren vender las empresas y academias, sino porque frente a la crisis hará falta gente comprometida con lo que en verdad quiere hacer con su vida.

Estamos en problemas. Algunos más que otros, pero todos lo estamos. Y cuando esa certeza se apodera de nosotros más vale estar haciendo lo que queremos. Si de cualquier modo vamos a sufrir, de ese modo sufriremos menos. Y si en algún momento vamos a disfrutar, de ese modo disfrutaremos más. Hay dos formas de conseguirlo: hacer lo que te gusta o lograr que lo que haces te guste. Para ambos el camino pasa por la misma avenida, la de aprender más, la de especializarte más, la de descubrir más.

La del Coronavirus es una oportunidad para reinventarse. Para reconocer que lo que un día fue no necesariamente será. Si cambiamos el modo de vestirnos conforme pasa el tiempo y si dejamos de comer golosinas para ser más responsables en nuestra alimentación, por qué no habríamos de poder ser más que lo que decidimos al entrar a la universidad. Ser una versión mejorada de nosotros mismos o ser una nueva versión de nosotros mismos. La oportunidad está ahí. Es el timing perfecto para lograrlo.

Ante lo incierto suele aparecer la ansiedad. Y con ella la inacción. La escena es siempre la misma. Un ruido que nos pone un guardia. Un movimiento violento que conduce nuestros actos. El instinto atropella a la razón. Algunos reaccionan a tiempo. Otros más se quedan esperando que lo que sea que ocurre pase sin afectarlos. Los que intentan hacer algo aún en el peligro. Los que se entregan al peligro para que éste decida lo que pasa con ellos. Más vale ser de los primeros.

No te quedes quieto. Actúa en dos tiempos. Piensa y ejecuta. Sea cual sea tu problema es más probable que lo resuelvas haciendo algo para ello que aguardando a que el destino te encuentre. Tanto si tienes poco como si tienes mucho, y si estás leyendo esto es sencillo presumir que cuando menos algo de posibilidades tienes, invierte en ti, en tu tu formación, en tu realización. Hacer y aprender incorpora beneficios exponenciales. Ser el mismo de siempre te mantiene un estancamiento salarial, pero sobre todo intelectual y espiritual. Aprovecha la oportunidad que tienes de prepararte para vivir mejor.

Que la situación no te limite. El encierro permite descubrir puertas abiertas que siempre habían estado ahí, pero que no podías ver por estar entregando a la rutina que se devoraba tu vida. Decide lo que quieres hacer. O sigue haciendo lo que haces. Pero encuentra el modo de que te guste. Encuentra el modo de que tu vida tenga un propósito. De que tu vida redacte la historia que siempre has querido contar.

*Si te gustó este artículo, es posible que te interese saber qué más puedo hacer por ti. Mira aquí una serie de actividades con las que te puedo apoyar.

--

--

Mauricio Cabrera
Mauricio Cabrera

Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

No responses yet