La mentira de la productividad

El problema no es que te falte productividad, es que te falta estrategia. Los seres humanos somos prolíficos por naturaleza. Hacemos mucho con las veinticuatro horas de cada día, hecho a destacar si se resta el tiempo que pasamos durmiendo. En realidad, todos somos prolíficos, solo que algunos a partir del cumplimiento de objetivos y deseos propios, otros más a partir del ocio y algunos más a partir de lo que otros les imponen.

El que hace más contenido que otro no es más capaz, es más estratégico. Si existiera una grafica social sobre lo que cada individuo hace, encontraríamos que todos sobresalen en una o dos actividades. Todos, insisto son prolíficos. Algunos son prolíficos en ver Netflix, lo que, por cierto, también puede tener utilidad si eres un periodista dedicado a ello o un especialista en la industria audiovisual. También estará el que pase más horas durmiendo, lo que no por fuerza estará mal si es que logra generar ingresos, conocimiento y la forma de vida que quiere en menos horas que el resto. O el que destaca en tiempo de lectura, actividad que cualquiera calificaría de muy productiva pero que para algunos resultaría una actividad peligrosa cuando se da en exceso si no se acompaña con acciones en la vida propia. Las actividades no valen más o valen menos sino hasta que nosotros les colocamos un objetivo y relevancia.