Los libros del aplauso inmediato

Mauricio Cabrera
5 min readNov 15, 2017

--

Llevo tres libros en tres días. Es mi consagración como lector. El superhombre haciendo lo que promete. La mejor versión de mí aprovechando cada neurona que tengo. La premisa es cierta. A ojos de la matemática he leído más que nunca. Pero he de ser honesto con ustedes. Esos tres libros no aman las palabras. Son de esos que tienen más dibujos y esquemas que letras. De esos en los que inviertes un minuto por página. Libros perfectos para cuando vas al baño o estás en el tráfico. Un pisa y corre gráfico-literario que seguro algo deja. Es lectura a final de cuentas. Es conocimiento reinterpretado por el storytelling. Pero es también, y lo reconozco, la simplificación del hombre que quiere que sus aprendizajes vengan disueltos a modo de pastilla en un vaso de agua, o como un libro bajo en letras. Sin exigencias de tiempo y entendimiento. Con la tarea hecha para que el cerebro devore sin desgastarse.

Antes el storyteller llenaba espacios. La plana de un periódico, la página de una revista, los segundos de un programa de radio o televisión. Ahora cubre necesidades. Explica en un instante lo que la gente quiere comprender. Se le exige que lo haga bajo máximas de simpleza y practicidad. Es la evolución de los tutoriales de bolitas y palitos. Con algo más de ciencia detrás de la esquematización, con algo más de palabras para aunque sea contar chistes o ironías y también con algo más de peligro, porque se ha incrementado la posibilidad de que el nuevo lector asuma estas publicaciones como un fin de su búsqueda sobre un tema más que como un punto de partida para curiosear con otras fuentes y formatos. Son también la continuación de las Guías for Dummies, sólo que para no insultarnos en esta nueva faceta de consumo se sustituye el for Dummies por cualquier otro nombre que en el fondo signifique lo mismo. Léase guía práctica para triunfar en la vida, guía infalible para no ser un godín o el manual más chingón del mundo mundial para ser exitoso. Somos orgullosamente Dummies. O prácticos, o infalibles, o chingones.

La descripción me pareció acertada. Reconozco que me reí cuando la vi pese a que de algún modo raspa mi muy bien construida trayectoria literaria en esta plataforma(Sarcasmo Mode On). Un usuario de Twitter, atípico desde el hecho de que conoce Medium, lo calificó como el nuevo Yahoo! Respuestas. Cualquiera que vea su feed sabe que tiene razón. Sólo que Medium es algo más pretencioso que Yahoo! Respuestas. Se supone que aquí escribimos autores reconocidos. Al menos cuando googleas y llegas a Yahoo!, asumo que así lo hacen porque a estas alturas es el modo más natural de acceder a ese elefante morado venido a menos, sabes que la información viene de cualquiera. Ahí todos hemos sido declarados enfermos terminales por la sabiduría popular. Yo he padecido cáncer, sida e hígado graso. Pero acá escriben periodistas de renombre, investigadores, literatos, cineastas, marketeros, escritores. Lo sé porque eso dice su perfil. Y yo no dudo de la gente. Si dicen que lo son, es porque lo son. Ellos no tienen la culpa de que los perfiles en inglés se vean siempre más poderosos que en español. Tampoco de que en Estados Unidos haya ochocientas vicepresidencias por empresa. Son garantía en lo que hacen y dan respuesta a los grandes temas que acongojan a la humanidad. Si tienes una pregunta, buscas en Wikipedia, en Yahoo! Respuestas o en Medium. Y si no, en libros de dibujitos. La vida for dummies.

No es tanto culpa de la pereza como de una sociedad regida por la búsqueda de gratificaciones inmediatas. La gente o se pasa la vida procastinando o hace planes intensivos para saciar su sed de autovalidación. El que no hace, nunca va por más; el que hace, busca resultados rápidos para exigirse más. Y ahí, estos libros express, o cualquier conocimiento de rápida cocción, son más efectivos que una novela. Me ha pasado. Leo a Gabriel García Márquez durante días o semanas (reconozco que no es ni por mucho mi autor favorito) y empiezo a pensar si no sería más útil leer qué tiene que decirme Ryan Holiday sobre la función del ego como el principal enemigo de un creativo que seguir perdiendo el tiempo con una historia imaginaria que al final no por fuerza me arrojará un conocimiento claro, sino que tendré que procesarlo, interpretarlo y asumirlo para entonces volverlo parte de mi bagaje intelectual. En estas fechas de tres libros en tres días, he estado leyendo un cuarto que no es de esquemas ni dibujos. Es el primer caso de Hercule Poirot, detective de Agatha Christie muy al estilo Sherlock Holmes. Existe desde hace casi cien años, pero apenas lo conocí gracias a mis gustos palomeros como espectador de cine. Lo vi en Asesinato en el Expreso de Oriente. Ahora leo su primera aventura con algo de culpa. Me entretiene, la paso bien, pero no dejo de pensar que un aprendizaje directo me serviría más que perderme en la ficción. Conocimiento peladito y a la boca. Libre de esfuerzos digestivos.

Hace falta fantasía y descanso. Disfrutar lo profundo en vez de entreternos con lo superficial. Un dibujo, un esquema, una ilustración. Todo sirve para detonar pensamientos. Pero la sociedad no debe quedarse con eso. No sólo con eso. Lo que Córtazar explicaba como diferencia entre el cuento que debe ganar por nocaut y la novela que gana por puntos pasa con la vida. Sí, emociona recibir conocimiento de golpe. Es más espectacular, con más pirotecnia. Pero el largo aliento y el largo esfuerzo merecen un lugar. Mayweather se fotografía en medio de dinero por su capacidad estratégica para manejar cada minuto de una pelea. Rara vez es contundente. Casi nunca noquea. No es Tyson, pero sí uno de los mejores del mundo. Así pasa con los libros y con el aprendizaje. Lo más espectacular, lo más inmediato, no es siempre lo mejor para entender lo que hacemos en el mundo y cómo trascender en él. Se vale ganar por puntos. Se vale ser paciente. Se vale no vivir de gratificaciones inmediatas.

Nota del autor:

La culpa también es de la vida. Si no tuviéramos el tiempo contado, podríamos invertir nuestros días sin pensar en que el final se acerca. Pero lo cierto, aunque no quiera pensar en ello, es que mientras escribo esta nota estoy cada vez más de morir. Y si lo pienso, lo más que obtendré de este texto será unos cuantos aplausos en Medium. Vaya forma de gastar mi vida.

Contador: 63 de 63. Ayer metí seis goles. Nací un 6 de septiembre. No creo en Dios. Bien podría ser el Anticristo. O eso o simplemente quería presumirles que estoy en mi mejor momento futbolístico. Y a mis 34…

Recuerden que los espero en Proyecto Morona (que no Morena por favor, nunca Morena), grupo en Facebook para pequeños creadores de grandes ideas.

--

--

Mauricio Cabrera
Mauricio Cabrera

Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

No responses yet