Medium, la plataforma milagro

Mauricio Cabrera
5 min readSep 13, 2017

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No sé si Medium es la plataforma. Quisiera no estar lleno de dudas. Pensar que Evan Williams sabe lo que hace y que su promesa de transformar el negocio de la generación y el consumo de contenidos está en una cuenta regresiva próxima a cumplirse. Pero cada vez estoy menos seguro. Y me sorprende pensarlo. Porque a él lo considero el rey del blogging, por lo que hizo con Blogger, y el rey del microtexto, por lo que hizo con Twitter. Es el emprendedor de la palabra digital. El tipo con el que más me identifico. Al que apoyaría en un Celebrity Deathmatch de Sillicon Valley, salvo que peleara contra Mark Zuckerberg. Pero incluso ahí reconocería que mi corazón está con él y mi admiración, que no es lo mismo, con Mark. Soy un fan from hell de Evan. Y por eso me duele reconocer que estoy perdiendo la esperanza. Que Medium va a fracasar.

En su defensa diré que al menos lo intenta. Que desde que descubrí los lienzos en blanco de Medium me dieron ganas de escribir. Que gracias a él recuperé la etiqueta de escritor que había perdido entre la generación estratégica de memes y la competencia de plagiarios y niños rata. También diré que lo entiendo. Que si fracasa en su intento por reconfigurar la industria de los medios de comunicación será en parte porque la sociedad vive en modo rincón del vago. Busca acordeones en vez de historias. Atajos que permitan hacerse de una fortuna en cinco pasos, convertirse en escritor diez consejos después o ser un gurú del emprendimiento gracias a un texto.

Medium es una plataforma milagro llena de contenidos milagro. Demasiadas promesas irresponsables. Demasiados especialistas que dicen serlo a partir de la apropiación de frases de libros y publicaciones digitales que contienen la fórmula secreta. A Evan se le puede culpar de no encontrar el modelo de negocio. De no dar con la escalabilidad necesaria para que una buena idea en el papel termine derivando en una revolución de carne y hueso. Pero a la sociedad se le tiene que apuntar como la responsable de exigir y consumir contenido tan masticado que no queda más que tragárselo cuando llega a la boca. Medium es un LinkedIn, pero más bonito y con mejores intenciones.

El contenido milagro no es exclusivo de Medium. Abunda en Facebook y en Twitter a partir de especialistas que recopilan links de de innovación periodística para posicionarse como expertos aunque en la práctica esos recolectores de conocimiento no hayan emprendido, ejecutado, triunfado o fracasado ni siquiera con el cinco por ciento de lo que promueven. Lo mismo pasa con los asesores personales para hacerse millonario o con los gurús que harán que tu pobre vida predecible se transforme en un diluvio creativo que te hará vivir en éxtasis. El papel no se salva. Libros de Jordi Rosado explicando cómo lidiar con tu hijo adolescente o de YouTubers que venden sólo por ser populares son invitados frecuentes a la lista de los best sellers. A la gente le gusta el contenido Gerber. Papilla lista para ir a la boca.

A estas alturas no sé si estoy molesto con Medium o conmigo. Mentí cuando dije que escribiría diario para matar la ansiedad. O quizás no, porque escribir sí que ayuda a que deje de scrollear en el teléfono. Pero no contemplé que mi faceta egocéntrica, que es tan grande como el América, iba a ponerse a revisar los números y el completion rate. Y más allá de eso, a competir. Catorce días después de empezar a escribir una vez al día ya me empiezo a preguntar con qué fin lo hago. Escribir en Medium no me hace más rico, aunque ciertamente tampoco más pobre. No me ha dado un peso. Y no me lo va a dar nunca. Porque si en inglés su sistema de monetización está muy lejos de funcionar, todavía menos va a llegar al español. Y el idioma no es el único problema. Supongamos que publico mis contenidos en inglés, entraría entonces a una sobrepoblación de escritores, varios de ellos milagro. Y si sigo en español, o acabo convirtiendo mis textos en contenidos milagro o me resigno a que lo que puedo escribir importará sólo a unos cuantos. Dice un amigo que escriba para mí. Que de eso se trata. Y tiene razón. Pero él me conoce. El problema no es la falta de pesos, sino que en digital o hablas en millones o sientes que lo que haces no vale la pena.

Se me ocurren algunas alternativas. Pero ninguna me convence. Podría empezar a escribir sin publicar. Redactar un borrador de novela, que es lo que a final de cuentas quiero hacer, pero siempre he sido más de ganar por el knock-out de la brevedad a la que Cortázar describe en formato de cuento que a la victoria por puntos que el mismo Cortázar adjudica a la novela. Pasa que escribir diario en Medium es como anunciarle al mundo que corriste cinco kilómetros, aunque a nadie le importe. Implica un gesto de vanidad que no sé si estoy dispuesto a perder. También podría dejar de escribir. Pero eso no lo quiero hacer. Porque entonces volvería la ansiedad y de ahí las impertinencias. También puedo leer en Medium una guía para ser escritor. El título dice que tiene pasos infalibles. Que si lo sigo al pie de la letra puede que hasta alcance a crear un best seller. Me resisto, pero se ve confiable. Yo también consumo contenido Gerber.

Confío en que un día pasará. Que la de los contenidos no será una batalla limitada al alcance. Que pronto se reivindicará el peso de la calidad por encima de la cantidad. Que un día volverá a valorarse una historia que exija el proceso completo de digestión. Que el lector será capaz de consumir contenido sin que explícitamente le digan que en cinco pasos va a saber identificar a la mujer de sus sueños. Que hará un ejercicio de interpretación de lo que lee y experimenta. Que tendrá la disposición de sacar sus propias conclusiones sin que se lo digan con un resumen. Pero no confío en que la revolución será aquí. Medium quiere ser el milagro que ocurre. Por ahora es más bien el milagro que estafa.

Nota del autor:

No se preocupen. Hay veces que soy pesimista. De hecho, casi siempre. Y aunque hoy despotriqué contra Medium, sigo apoyando a Evan Williams. Su fracaso es el mío. Porque sus intenciones son también las mías. Y porque si a la palabra se la sigue llevando la chingada, dejaré de tener como opción una de las ocupaciones que más compatibilidad tienen con la vejez. Tengo treinta y cuatro, pero hay que prepararse.

Contador: 14 de 14. Empieza a verse bien. Estoy logrando aquí lo que nunca he podido hacer en el gimnasio. Aunque en eso no me puedo quejar, me ha dado por volver a correr (o reintentar correr) de vez en cuando.

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Mauricio Cabrera
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Written by Mauricio Cabrera

Storyteller, escritor, conferencista y analista de nuevos medios. Hago un newsletter sobre marketing y medios. Tengo mi propio podcast.

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