No es trabajo, son soluciones
No te concentres en lo que haces. Concéntrate en lo que aportas. Tu diferenciador no es aquello a lo que te dedicas, sino las soluciones que ofreces a partir de eso que sabes hacer. Ofrece respuestas específicas, no genéricos que te pongan a competir con los demás.
En esencia hay muchos como nosotros. Que se dedican a lo mismo. Que están en la misma industria. Que tienen más o menos contactos que nosotros. El único modo de ser diferente es encontrando esos valores que te desmarcan y te convierten en un verdadero generador de valor para quien sea con quien trabajes.
Se trata de darle granularidad al modo en que te percibes. Encontrar esas virtudes que te hacen único de cara a un proyecto en el que quieres participar. Aunque frívolo, imagínate como un producto en una estantería. O si te parece demasiado, piensa en un shampoo y en cómo se posiciona contra el resto. No lo hace a partir de su condición de shampoo, sino de los componentes que lo hacen único. Un químico que contribuye a reducir la caída del cabello. Una sustancia que lo fortalece. Una vitamina que regenera. A veces verdad. A veces mentira. Pero es eso, el empaque y el marketing lo que lleva a un comprador a invertir su dinero en él. Ofrece una solución. Y para eso se vende como el mejor. Ya sea por precio, por calidad, o por cualquiera que sea la variable que impacte al cliente.
En cualquiera que sea tu ámbito, piensa en acercarte a la gente con soluciones definitivas, no con propuestas intangibles. No es lo mismo pedirle cinco minutos a alguien para exponerle tu experiencia y tus antecedentes académicos que llegar con los avances de un proyecto que él necesita pero ni siquiera sabía que necesitaba. Es tan simple como ponerse en el lugar del otro. Darle lo que necesita para convertir esos cinco minutos en una inversión que de otro modo hubieran parecido tiempo perdido.
Sé estratégico en la necesidad. Busca las oportunidades cuando en verdad las necesites. Cuando estés listo para capitalizarlas. Más vale una junta de éxito que cinco en las que el next step queda volando. Como si nada hubiera pasado. Como si ese encuentro no hubiera existido. La clave, otra vez, es el tiempo y lo que hacemos con él. Entender que no se trata de ver a muchos personas en muchos momentos, sino de ver a las personas correctas en el instante propicio para transformar una idea en realidad y para colocar la primera piedra donde nada había.
Apártate del discurso de siempre. Haz que la búsqueda se revierta. Que el otro sea el que te necesite. Que lo más pronto posible el interés sea mutuo. Y para lograrlo tienes que hacer algo más que ir a presentarte. No importa qué tan bueno seas. No importa cuántos años hayas trabajado ni todo lo que hayas hecho. Importa lo que aportes para el presente y futuro de quien te escuche. Importa que des soluciones. Que el tiempo sea una inversión, nunca un derroche.